En vísperas de la fiesta de Janucá, te contaré a continuación acerca de la curiosa relación lingüística que existe entre las palabras esponja, fregona y la tan sabrosa sufganiá.
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Por empezar las tres provienen de la palabra griega spongos, semejante a la esponja española.
A través de un juego de letras en el que pei se transforma en fei nace la sufganiá, quien recibe su nombre por el hecho de que el aceite es absorbido después de ser frito, como si de una esponja se tratase.
La relación entre la fiesta de Januca y la sufganiá se establece a través del uso del aceite, símbolo fundamental en la celebración de la fiesta de las luminarias.
Por otra parte, la esponja española en su momento dio origen a la palabra spónja (la j pronúnciese como en James en inglés) que a través del ladino o judeo-español se introdujo al hebreo moderno.
Curiosamente, se llama así al acto de limpiar el piso con un trapo húmedo: en Israel se dice “asíti spónja haiom” para decir que hoy me ha tocado pasar la fregona.
Ahora ya sabemos qué tienen en común la esponja, la fregona y la sufganiá: la raíz, por supuesto, es decir esa parte gramatical indivisible sobre la cual se basa el vocabulario hebreo, en este caso las tres letras hebreas
ס (samej), פ (pei/fei) y ג (guimel):
Esponja: sfog ספוג Fregona: spónja ספונג’ה Donut de Januca: sufganiá סופגניה
La misma palabra Janucá, que significa literalmente “inauguración” también tiene su raíz: la ח (jet), נ (nun) y la כ (kaf/jaf).
Entre otras palabras, con esta raíz podemos obtener la palabra jinúj חינוך que significa educación.
¿Qué nos querrán decir las palabras? ¿Que debemos profundizar y divulgar los valores que llevaron a los macabeos a aferrarse a sus creencias y resistir, aunque sea por un breve lapso, las imposiciones del imperio griego?